“Guitarras, fuego y movimiento”, describen ellos mismos en un giro poético de apenas tres sustantivos y mucha resonancia histórica. La retórica, casi tan importante como la música, está profundamente imbuida de ese acervo estético cultural que hacen flamear como bandera.

Por Juan Manuel Pairone

Son Las Sombras, un grupo eléctrico como pocos en este país. Un cuarteto (dos guitarras, bajo, batería, algunas teclas) que ha hecho de sus canciones un territorio en el que conviven el blues en clave rioplatense, la música beat de los ’60 y esas armonías que envuelven como los perfumes más profundos.

Las sombras en backstage

Es que la elegancia y la contundencia son dos valores propios de este proyecto de origen pampeano y desarrollo porteño que, en el revisionismo rockero de la década pasada, actualizó y refinó la tradición de la canción urbana. No “urbana” en el sentido que ha ganado la palabra en los últimos años de la mano del reggaeton y géneros afines, sino en lo que respecta a ese aire arrabalero y popular que conecta (más allá de las épocas específicas) a Manal con Viejas Locas.

Con un sonido que emparenta al grupo con proyectos en apariencia distantes como Banda de Turistas y Los Espíritus, Las Sombras convirtió en sello propio ese mix entre canción observadora y distorsión rabiosa. Sus tres álbumes –Las Sombras (2016), Crudo (2018) y El club de los nostálgicos (2022)– trazan una línea autoral indiscutible y son la puerta de entrada a un universo particular que se termina de completar en los vibrantes shows que ofrece la banda en cuerpo y alma.

Para probar:



Cuándo y dónde: sábado 11 de mayo en Casa Babylon (Bv. Las Heras 48) a las 20hs. Las entradas anticipadas se consiguen en alpogo.com